Seamos sinceras. Si hay un género que genera pasiones, suspiros y un poco de drama (del bueno), ese es la novela romántica histórica. Pero por alguna razón que se nos escapa, también es uno de los más incomprendidos. Hay quien tuerce el gesto solo con ver una portada con corsés, castillos o condes de mandíbula perfecta. Y eso, amigas, no lo podemos permitir.
Por eso hoy vengo a desmentir cinco mitos tóxicos o falsos que rondan como fantasmas en los salones decimonónicos de nuestra adorada novela romántica histórica. Hay muchos más, pero para no extenderme tanto, contaremos el número que tiene premio (je, je, je). Venga, ponte cómoda, sirve té (o agüita con misterio, que aquí no juzgamos) y vamos a ello.
Mito 1: Todas las novelas románticas históricas son iguales 😴
Oh, el viejo mantra de quien no ha abierto un libro del género desde que su prima le prestó aquel tomo de tapas rosadas en 2003. La realidad es otra: dentro del paraguas de la novela romántica histórica caben tantas historias como corazones rotos (y recompuestos) hay en el mundo.
Desde los bailes de temporada en el Londres de la Regencia hasta la vida en una hacienda mexicana del siglo XIX, pasando por la Escocia de los highlanders, la Francia revolucionaria o el Lejano Oriente imperial. Hay romances con espías, con bandidas, con duques reformados, con enfermeras de guerra, con piratas que recitan poesía. Y cada autora le pone su propio sello, su ritmo, su estilo. Las hay con humor, con drama, con picante y con ternura.
Si alguien te dice que todas son iguales, devuélvele la pregunta: ¿cuántas has leído tú, cariño? ¿Quién dice que las novelas románticas históricas son aburridas? Probablemente alguien que nunca ha leído una.
No te voy a pedir que cierres los ojos e imagina, porque entonces no podrías seguir leyendo. Pero supón que estás en un baile de la regencia, con uno de esos vestidos despampanantes (eso sí, incómodos eran tela marinera), con velas parpadeantes y música suave en el aire, cuando de repente entra un desconocido guapísimo que te roba el aliento. ¡Eso no es aburrido, eso es emocionante! Las novelas románticas históricas están llenas de duelos, rescates audaces y secretos oscuros que mantienen a los lectores al borde de sus asientos.
Tomemos «Orgullo y Prejuicio» de Jane Austen como ejemplo. Este clásico de la literatura no solo es una profunda exploración del amor y las diferencias sociales, sino que también está lleno de sarcasmo y comentarios mordaces que lo hacen una lectura increíble de entretenida. ¿Y qué tal «Outlander» de Diana Gabaldon? Una mezcla perfecta de romance, aventura y ciencia ficción que ha mantenido a los lectores enganchados durante décadas.
Mito 2: Las protagonistas siempre esperan que las rescaten 🥱
¡Ay, este mito tiene telarañas! Y es que, aunque hubo un tiempo en el que las heroínas suspiraban junto a la ventana esperando al caballero de brillante armadura, eso quedó atrás (como los corsés tan ajustados que no dejan respirar y las pelucas empolvadas. Las mujeres en las novelas románticas históricas son cualquier cosa, menos indefensas.
Hoy, las protagonistas de la novela romántica histórica tienen voz, voto y espada si hace falta. Son médicas, contrabandistas, intelectuales, espías, terratenientes… Algunas se enamoran, otras también se pelean, y muchas, rescatan a sus propios héroes del pozo emocional en el que se metieron solitos. Porque el amor aquí no es sinónimo de debilidad, sino de fuerza.
Y si alguien sigue creyendo que nuestras protagonistas solo sirven para suspirar, que se prepare para una bofetada literaria con guante de encaje. Las novelas románticas históricas también nos presentan a personajes que van más allá de la realeza. Espías de la Segunda Guerra Mundial, piratas del Caribe y mujeres pioneras del Lejano Oeste son solo algunos ejemplos de los fascinantes protagonistas que puedes encontrar. Estas historias muestran la fortaleza y la resiliencia humana en todas sus formas.
No solo tratan de princesas y castillos. Oh, claro, porque en el pasado todos vivían en castillos y vestían como princesas, ¿verdad? Este mito es tan superficial como un charco en el desierto.
Es cierto que los castillos y las princesas pueden hacer apariciones deslumbrantes, pero las novelas románticas históricas abarcan una vasta gama de escenarios y personajes. Desde las tabernas llenas de humo en la Edad Media hasta las calles bulliciosas del Londres victoriano, hay una gran diversidad de ambientes que explorar.
Ejemplos: «La Catedral del Mar» de Ildefonso Falcones, una épica historia ambientada en la Barcelona medieval que sigue la vida de un joven siervo que lucha por su libertad. O «Los Pilares de la Tierra» de Ken Follett, donde la construcción de una catedral en el siglo XII sirve de telón de fondo para un enredo de intrigas políticas y romances prohibidos.
Así que, olvídate de los estereotipos de princesas y castillos. Las novelas románticas históricas son tan variadas y ricas en contenido como la propia historia. ¡Hay algo para todos!
Mito 3: No tienen rigor histórico 🤔
Este es el preferido de los historiadores de sofá. Que si los modales, que si las fechas, que si ese tipo de vestido no existía en 1812. Y aunque algunas licencias se toman (porque esto es ficción, no una tesis doctoral), muchas autoras investigan durante meses para que el contexto, los detalles y el ambiente sean lo más fieles posibles.
De hecho, muchas lectoras descubren épocas, hechos y personajes históricos gracias a estas novelas. Lo que pasa es que, claro, en vez de contarlo con mapas y líneas de tiempo, lo cuentan con cartas de amor, encuentros furtivos en jardines y secretos familiares que estallan en cenas con velas.
Y francamente, ¿qué es más eficaz para aprender sobre la Restauración borbónica: un manual o un romance con espías franceses?
A lo largo de las páginas, no solo nos encontramos con historias de amor, sino también con detalles fascinantes de la época en que se ambientan. Los autores investigan a fondo para recrear con precisión el contexto histórico, lo que nos permite aprender mientras disfrutamos de una buena trama. ¿Quién dijo que aprender Historia tenía que ser aburrido?
Mito 4: Solo interesan a mujeres 😁
Error garrafal y de los gordos. Si bien el público lector de romántica histórica ha sido tradicionalmente femenino (porque la industria editorial tiene ojos de patriarcado desde hace rato), cada vez más hombres se sumergen en estas historias. Algunos se lo callan, otros lo comparten con orgullo. Y los que escriben, ni te cuento: hay plumas masculinas que se mueven con elegancia entre pasiones, cartas selladas con lacre y matrimonios por conveniencia. Porque pensar que las novelas románticas históricas son solo para mujeres es como decir que los deportes son solo para hombres. ¡Totalmente equivocado!
Las novelas románticas históricas son para cualquier persona que disfrute de una buena historia. El amor, la aventura y el drama son temas universales que pueden captar el interés de cualquier lector, sin importar su género. De hecho, muchos hombres también disfrutan de estos relatos llenos de emoción e intriga.
El amor, la tensión, el deseo, la lucha interior, el crecimiento personal… no entienden de género. Las buenas historias atrapan a quien se atreve a leer sin prejuicios.
Y si conoces a alguno que dice que «eso es cosa de mujeres», dale un libro. O mejor, dos. El segundo lo leerá por gusto.
Las heroínas de las novelas románticas históricas son conocidas por su fuerza, inteligencia y determinación. No son simples damiselas que esperan ser rescatadas; son mujeres que toman las riendas de su destino y luchan por lo que creen. Desde las valientes guerreras hasta las astutas espías, estas protagonistas nos muestran que la fuerza y la valentía no son atributos modernos.
Piensa en Elizabeth Bennet de «Orgullo y Prejuicio». Ella es ingeniosa, valiente y no tiene miedo de desafiar las normas sociales de su época. O Claire Fraser de «Outlander», una mujer moderna atrapada en el pasado que utiliza su conocimiento y coraje para sobrevivir y prosperar. Estas heroínas nos inspiran a ser fuertes y a luchar por nuestras convicciones.
Además, las novelas románticas históricas nos presentan una amplia gama de personajes femeninos. Desde intelectuales renacentistas hasta médicas en tiempos de guerra, estas historias muestran que las mujeres siempre han sido agentes de cambio y progreso. Nos recuerdan que, a lo largo de la historia, las mujeres han desafiado las expectativas y han hecho grandes contribuciones a la sociedad.
Así que, la próxima vez que escuches que las mujeres en las novelas románticas históricas son solo damiselas en apuros, piensa en todas esas heroínas que han roto moldes y desafiado las expectativas. ¡La fuerza y el coraje no tienen época!
Mito 5: Es literatura menor 🙄
¡Me abuuurroooo! ¡Ay, este es el que más duele! ¡Claro, porque el amor, el coraje y la superación personal solo eran cosas del pasado! Este mito es tan absurdo como decir que los dinosaurios todavía vagan por la Tierra.
Porque está cargado de condescendencia. Como si contar una historia de amor fuera menos valioso que escribir sobre guerras, detectives o narcos. Como si emocionar, hacer reír, conectar con las lectoras fuera una tarea menor.
La novela romántica histórica exige documentación, manejo de ritmo narrativo, desarrollo de personajes complejos, diálogos chispeantes, descripciones que transportan, tramas que enganchan. Y, además, tiene que conquistar corazones.
Nadie se atrevería a decir que Jane Austen, las Brontë o Louisa May Alcott hacían «literatura menor». Sin embargo, algunas editoras y críticos siguen tratando este género como si fuera un hobby con portada brillante.
Pues no. Es arte, del bueno. Y lo sabrá quien se atreva a leer con el corazón abierto.
Autores como Nicholas Sparks y Ken Follett han demostrado que las historias de amor y aventura pueden atraer a una amplia audiencia. Las novelas románticas históricas ofrecen una rica experiencia literaria que puede ser disfrutada por todos.
Las novelas románticas históricas abordan temas que son tan relevantes hoy como lo fueron hace siglos. El amor prohibido, la lucha por la igualdad y los desafíos personales son cuestiones universales que resuenan con lectores de todas las edades y épocas. Estas historias nos recuerdan que, a pesar de los avances tecnológicos y los cambios sociales, los sentimientos humanos básicos permanecen constantes.
Un ejemplo perfecto es «Mujercitas» de Louisa May Alcott, una novela que explora la independencia femenina y las relaciones familiares en el siglo XIX, temas que aún son muy relevantes hoy en día. O «La Casa de los Espíritus» de Isabel Allende, que mezcla elementos históricos y mágicos para contar la saga de una familia a lo largo de varias generaciones, abordando temas como la dictadura, la justicia y el amor.
En fin, que la novela romántica histórica está viva, vibrante, llena de autoras brillantes y lectoras apasionadas. Rompe moldes, revisa el pasado con ojos nuevos y demuestra que el amor, en cualquier época, tiene algo que decir. Quien quiera menospreciarla, que lo intente. Pero ya le digo yo que no podrá.
Porque entre bailes, cartas escondidas y promesas susurradas, estas historias nos recuerdan lo que mueve el mundo desde siempre: el deseo de conectar, de sentir, de amar. Y eso, amigas, no hay mito que lo derribe.
La literatura no tiene género, y las buenas historias son apreciadas por personas de todos los orígenes y edades. Las novelas románticas históricas no solo entretienen, sino que también educan e inspiran. Nos permiten ver el mundo a través de los ojos de personajes que vivieron en tiempos diferentes, pero que enfrentaron desafíos similares a los nuestros.
Además, las novelas románticas históricas nos permiten reflexionar sobre nuestro propio tiempo al compararlo con el pasado. Nos muestran cómo las luchas y victorias de nuestros antepasados han moldeado el mundo en el que vivimos hoy. Y, en ocasiones, nos ofrecen una valiosa perspectiva sobre los desafíos que aún enfrentamos.
Así que, si alguien te dice que las novelas románticas históricas no son relevantes, incítale a leer una y a descubrir cómo los temas de amor, coraje y justicia trascienden el tiempo. ¡Y sólo mándales este artículo y sigue disfrutando de tus apasionantes lecturas!
Porque, al final del día, todos necesitamos un poco de romance y aventura en nuestras vidas, ¿verdad?
¡Nos vemos pronto!